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Q’ESWACHACA
El último Puente Inca

Q’ESWACHACA

Sobre el río Apurímac, en la región Cusco, a 3.700 m s. n. m., se puede apreciar un importante legado inca que permanece vigente tras más de seis siglos. Se trata del puente Q’eswachaka, una espectacular obra de ingeniería de 30 metros de largo, hecha a base de paja y de piedra, que se preserva hasta hoy y que en 2013 fue designada como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.

Todos los años, este lugar es testigo de una increíble renovación. Los comuneros se reúnen para derribar el puente construido hace un año, dejando caer sus bases sobre el río. De inmediato, mujeres y niños recolectan el qoya-ichu o material de paja que será utilizado para la elaboración de las bases del nuevo puente.

¿Cuál es la explicación de tan insólito ritual? A continuación te lo contamos.

Significado del rito

La renovación y el trabajo colectivo son una constante dentro de la cosmovisión andina. Así como la cosecha sucede a la siembra y la esquila sucede a la crianza de las ovejas, ciertas obras arquitectónicas deben ser sustituidas por otras. Es el ciclo natural de la vida.

Por eso, la construcción del puente Q’eswachaka refleja, además del arte y el talento de los pobladores, la inauguración de un nuevo año en las alturas.

Las comunidades quechuas de Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhua y Ccollana Quehue se reúnen cada año, al estilo de la minka incaica o trabajo comunitario, para estrechar los vínculos entre ellas y dar inicio a sus actividades.

En tiempos modernos, el puente representa la vigencia de la unión de las personas con su tierra y con su historia. La renovación anual del Q’eswachaka constituye el elemento central en la cohesión social de las comunidades participantes y es vital en la conformación de su identidad cultural.

Duración y descripción de la celebración

Después del pago a la tierra se da inicio a la renovación del puente, donde cada familia, de las diferentes comunidades, tiene la obligación de llevar una larga q’iswa que será entregada a las autoridades correspondientes, encargadas de registrar la participación de cada una de ellas, ya que en caso de no cumplir con esta labor la familia será sancionada. Una vez recibidas son extendidas en una carretera situada en la parte alta del río, para ser entrelazadas y así obtener unas sogas más gruesas, que serán las bases y pasamanos del puente. Al final del día las grandes sogas son llevadas a los extremos del puente y dejadas hasta el día siguiente.
El segundo día comienza de nuevo con el pago a la Pachamama. A continuación, se reanudan los trabajos de reconstrucción. Un poblador atraviesa una larga q’iswa que servirá de guía para llevar los insumos de un extremo al otro, primero pasando las sogas para la base, que serán atadas a cada extremo del puente. Cuando la base del puente está colocada, se pasan las q´iswas que harán de pasamanos. Una vez que están colocadas en su posición es el momento de dejar caer el puente viejo. Todo este proceso está supervisado por el chakaruwaq o ingeniero andino, encargado de verificar la buena construcción del puente.

Con las bases y pasamanos colocados comienzan las labores del tercer día. El ingeniero andino junto a sus ayudantes, comienzan el tejido de los laterales del puente, unión del pasamanos a la base. Dos grupos, de tres personas cada uno, inician el trabajo en cada extremo y finalizan cuando se encuentran en la mitad del puente. Este proceso puede durar varias horas hasta su culminación. Mientras continúan con la construcción, en la parte alta del puente, los pobladores de la comunidad de Choccayhua se reúnen para confeccionar con hojas, ramas y q’iswa un tipo de alfombra que cubrirá el suelo del puente. También entregan unas ramas más largas llamadas “callapos” que servirán para darle más estabilidad. Al atardecer, una vez terminada la reconstrucción, las autoridades locales son los primeros en cruzar los 29 metros que separan las orillas del río, y de esta manera se da por finalizada la renovación del último puente Inca

El cuarto y último día, las comunidades se reúnen para celebrar la finalización del puente, donde comen, cantan y bailan desde el amanecer hasta al anochecer. Esta obra de ingeniería se mantiene viva gracias al conocimiento heredado por sus ancestros, que se ha transmitido de generación en generación durante cientos de años.

RECONSTRUCCIÓN DEL PUENTE Q’ESWACHACA